Medioa: NOTICIAS DE GIPUZKOA
QUÉ buen legado dejó Fermín de Lasala, Duque de Mandas, a la ciudad. Me refiero al gran órgano de la Catedral del Buen Pastor, construido por Organería Española de Azpeitia allá por 1953. El Duque cuando lo legó ordenó que se dotase de todos los perfeccionamientos al instrumento de modo que resultase el mejor y el mayor del estado.
Sin entrar ya a valorar ese hecho, cierto es que a tenor de lo escuchado en el concierto de la Quincena Musical, que estuvo dedicado a José María Zapirain, maestro de capilla de la catedral, fallecido el pasado mes de abril, la restauración ha sido más que exitosa, tal y como evidenció el magnífico organista Óscar Candendo a lo largo de la original propuesta musical donde se esmeró y afanó en mostrar la diversidad de registros y sonoridades que el citado órgano posee.
Y digo original porque no es nada habitual escuchar un concierto basado en diversas obras de autores franceses interrelacionados, como Charles Tournemire y Louis Vierne, ambos alumnos de Cesar Franck, además del notable organista nacido en Lyon Charles Marie Widor.
El concierto tomó como eje principal la Misa para doble coro y dos órganos Op. 36 de Widor en alternancia con diferentes cantos gregorianos, así como L´Assomption de L´Orgue Mystique, Op. 57, nº 35 de Tournemire, obra compuesta por 51 misas del año litúrgico católico.
Tras la Marche Épiscopale de Trois Improvisatons, I de Vierne, que sirvió para que todos los coros ocuparan sus puestos, dio comienzo la accidentada misa que se tuvo que interrumpir por un fallo técnico. Después, hubo opción de disfrutar del gran sonido del órgano durante toda la velada con un impresionante remate final en la Píece Terminale, pasando también por momentos de gran introspección como en el offertoire, así como del buen trabajo de los coros en la citada misa, destacando sobre todo en los preciosos Sanctus y Benedictus , a pesar de la acústica tan ambigua que la nave ofrece y a consecuencia de la cual se pierden entre sus muros miles de matices realizados.
José Manuel Tife supo coordinarse perfectamente tanto con Candendo como con Echechipía que tocó desde el pequeño órgano del presbiterio. El resultado fue más que bueno, tanto que espero no tarden en repetirse este tipo de propuestas, al menos que no haya que esperar hasta la Quincena Musical del año próximo. Un bravo para Óscar Candendo.