2009, abuztuak 11

UNA EXITOSA BATUTA

Medioa: EL DIARIO VASCO

Kritikaria: EMECE

Para quienes crecimos en las ‘Españas confesionales’ y andamos por los doce lustros aún nos queda en la memoria la definición de la virtud de la Fe que enseñaba el catecismo del Padre Astete y que la definía como «creer en lo que no vemos». Tal así debió de ocurrirle a Haydn cuando, ya mayorcito, compuso este oratorio sobre textos del Génesis.
Lo cierto es que esta obra, llena de frescura y luminosidad encierra unas elevadas dosis de complejidades que se solventaron en un muy alto grado de acierto, gracias principalmente al sorprendentemente buen trabajo de la batuta del casi recién estrenado director de la OSE (al menos debutante en la Quincena), Andrés Orozco-Estrada. Su labor resultó escrupulosa con el sentimiento expositivo del compositor, cuidando las modulaciones orquestales, llevando los tiempos con una lectura rigurosa sobre lo marcado en el papel pautado, dando luz a las distintas secciones de la orquesta, dejando que los planos sonoros diseñados por el maestro de Mozart fluyeran con naturalidad sin brusquedad alguna. De gesto elegante y preciso, llevo toda la concertación con la correcta previa anticipación.
De tal modo fue así que la Coral Andra Mari resolvió con acreditada solvencia los complejos cometidos en canto fugado y contrapuntístico que tiene su participación en esta obra. Bravo por su cuerda en Fa.
Respecto al triunviro de cantantes solistas, tan solo términos buenos han de decirse de ellos, que acreditaron una sólida preparación en el nada fácil del estilo de canto del oratorio. La soprano Matheu posee una tesitura de lírico-ligera muy bien timbrada y con gusto; ha de cuidar los apoyos en las notas de pasaje. El tenor Chum emite con limpieza y proyecta bien. El bajo Johnson tiene una depurada técnica que le permite lujos de respiración en el registro grave. Precioso el terceto concertante y el gozoso coro que cierran la segunda parte. Aquí no hubo Fe. Vimos, creímos y gozamos.