Medioa: EL DIARIO VASCO
Kritikaria: EMECE
Albricias, felicitaciones, alegrías, aleluyas, por fin Puccini ha llegado este año a San Sebastián, concretamente al Auditorio Kursaal, después de las incomprensibles calabazas que le diera la Quincena Musical en su pasada edición, con motivo de conmemorarse el 150 aniversario de su nacimiento en Lucca. Mediaba el 2007 cuando ya la Orquesta Sinfónica de Euskadi tenía en proyecto su particular homenaje al genial compositor italiano para interpretar la hermosura lírica de su Messa di Gloria.
Estamos ante un trabajo de juventud escrita a los 22 años, a 4 voci con orquestra, según su autor, que apunta con ambición, desde una solida técnica, a lo que años más tarde sería la grandeza de este músico en el terreno de la lírica. El Kyrie, que establece el clima de toda la obra, fue resuelto con poder, no exento de sutil lirismo, por parte de la Coral Andra Mari, al igual que en el cautivante Agnus Dei. La hermosa voz del tenor José Luis Sola, llena de expresivo lirismo, fue todo galanura en el Gratias del Credo. El bajo/barítono Favio Previati tuvo una actuación equilibrada, sin más.
Crisantemi, elegia per quartetto d’archi, dedicato alla memoria di Amadeo di Savoia, es una de las pocas composiciones orquestales de Puccini. Aquí la OSE se mostró un tanto fría en la exposición de esta obra, que se interpretó ab initio sin solución de continuidad con la Misa.
Variazioni per orquestra de Dellapiccola, es obra de intensa expresividad y de estructura rompedora con 11 movimientos todos encajados en 15 minutos de duración. La OSE lució equilibrados y complejos planos sonoros, con riqueza cromática.
La alegría de luz mediterránea que Respighi imprime a su obra Pini di Roma resultó, en términos generales, la parte más sobresaliente del concierto y donde, sin duda, mejor estuvo la OSE. La batuta de Allemandi fue, una vez más, correcta, ajustadita y eficaz. De notable sin alcanzar el sobresaliente.