Medioa: Gara
Kritikaria: Mikel Chamizo
No se podía pedir un programa más completo a la Orquesta de Euskadi en su paso por la Quincena Musical: un triple concierto, es decir, un concierto con tres solistas y orquesta, y una gran misa de Haydn con cuatro cantantes y coro, el Andra Mari de Errenteria. En términos generales, además, salió todo más o menos bien. Sin duda fue delicioso el carácter que Carlo Rizzi imprimió a la música de Arriaga, llevándosela completamente al terreno de su especialidad, Rossini. Pero Rossini es una influencia obvia en gran parte de la obra de Arriaga y, por supuesto, en la célebre «Obertura» de «Los esclavos felices», así que el resultado fue natural y fluído. Rizzi apostó también por la brillantez, sin demasiada profundidad, para acompañar el «Triple concierto» de Beethoven. Siempre se da el mismo dilema con esta partitura de Beethoven: ¿es mejor contar con un trío de cámara estable o juntar sobre el escenario a tres solistas, aunque no acostumbren a tocar juntos? Ayer se optó por lo primero y, sinceramente, el discurso camerístico no fue deslumbrante y sin embargo sí se echó en falta el brío de un solista en los pasajes individuales. Con todo fue una interpretación correcta, afortunadamente superada en todos los aspectos por la «Missa in Tempora Belli» de Haydn, menos pesimista de lo que debería ser en manos de Rizzi pero potente en expresividad y efecto. Un trabajo digno del cuarteto vocal, en el que sobresalió el bajo José Antonio López, y un Andra Mari tan sólido como siempre condujeron la interpretación a buen puerto.