Medioa: EL DIARIO VASCO
Kritikaria: EMECE
Puso punto final Musikaste a su XXXV edición con un concierto dedicado a tres compositores de los que este año se cumplen centenarios de su nacimiento: Hilarión Eslava (1807), Francisco de Madina y Rodrigo Alfredo de Santiago (1907), para el que se contó con los necesarios mimbres que compusieron un cesto de sólida urdimbre, lo cual quiere decir que la velada se desarrolló en niveles de cualificada calidad.
Como viene siendo habitual en este certamen es el concierto de cierre el que concita la mayor asistencia de público, manteniéndose en esta ocasión la tónica del casi lleno habida en los años anteriores, al contar con el concurso de la entrañable Coral Andra Mari y de la Orquestra Sinfónica de Euskadi, que felizmente ha finiquitado su conflicto laboral, pese a lo que alguno de sus músicos/trabajadores sigue anudando a sus instrumentos la vindicativa cinta verde.
Abrió la sesión la obra de Madina titulada Orreaga, breve pieza sinfónica, en tres movimientos, de 12 minutos de duración, en la que sobre tiempos bien compensados, orquestación atractiva y esencias autóctonas, se describe la batalla de Roncesvalles sobre libreto de Arturo Campión.
En 1952 estrena Rodrigo Alfredo de Santiago, en A Coruña, su sinfonía Euskaria, en 4 movimientos. Estamos ante obra obra de profundo trabazón orquestal, donde la sección de viento juega un papel primordial como hilo conductor de melodías y de ritmos muy propios de Ama Lur. Tanto los integrantes d e la OSE como la batuta de Andrés Orozco Estrada se lucieron en esta interpretación, al ofrecer una muy cuidada sonoridad y una exposición rica en modulaciones. Preciosa obra que la OSE ha de grabar.
Con dos obras de Hilarión Eslava, la secuencia Stabat Mater y el himno Salve Regina, la Coral Andra Mari, en la segunda parte, dejó fiel reflejo de su cada día más consolidada categoría. El orgánico coral se mostró dúctil, a la par que poderoso, dejando patente el momento dulce que atraviesa y como la constancia en un trabajo riguroso da siempre excelente fruto.
Por su parte, la orquesta dio buena cuenta, con unos excelentes primeros violines, de la escritura religiosa de este compositor navarro.