Medioa: GARA
Kritikaria: Mikel CHAMIZO
La OSE ha cerrado su temporada de abono, como cada año con una gran obra sinfónico coral, en este caso una de las más mayores creaciones litúrgicas de Mozart, su “Gran Misa” en Do menor. Teniendo en cuenta que en los últimos tiempos los grupos historicistas nos están acostumbrando a un Mozart cada vez más ligero y flexible, la plantilla con que se presentó la OSE, con una cuerda numerosa y hasta seis contrabajos, se me antojó excesiva, y el color orquestal que proyectaron, especialmente en el registro grave, me pareció, un tanto masivo y poco esculpido. Este exceso de decibelios en la sección orquestal, o bien una trabajo de concertación poco sutil por parte de Mandeal, molestó en gran medida en las actuaciones del coro, cuyos contrapuntos en las voces interiores eran prácticamenteinterceptibles en todo momento. Tambien es verdad que el Andra Mari no tuvoe en la del viernes una de sus mejores jornadas, con un timbre intenso en las sopranos y una cuerda de tenores totalmente desempastada. Cometieron además errores de bulto, debidos probablemente al poco entendimiento con el gesto de Mandeal, no muy afín, me temo, con la dirección de voces, como se pudo comprobar también en el sólo de soprano del “Et incarnatus”, que llegó a buen termino casi de forma milagrosa. Aun así, Mª José Moreno firmó una buena actuación, con unos agudos firmes y una línea de canto elegantemente mozartiana, aunque los mejores momentos los deparó en sus duos con Carmen Oprisanu, realmente bellos. Los hombres en especial el bajo, tienen un papel muy secundario con respecto a las mujeres, pero superaron con creces el aprobado en sus breves contribuciones. La dirección de Mandeal, en cuanto a musicalidad, fué inspirada en ocasiones, pero desmañada en los aspectos técnicos. Con todo, fue un agradable broce final a la temporada de la OSE.