Medio: EL CORREO
Crítico/a: Nino Dentici
Aprovechando todo el escenario, mostrando así una gran buhardilla en la que moverse con amplitud y sumando el ágil efecto que causaban las filminas concatenadas de las pinturas impresionistas francEsas plasmadas al fondo del decorado, , la producción de esta La Boheme resultó práctica y brillante. El final del segundo acto además, deparó la fuerza y el buen trabajo de la Coral Andra Mari quó una muy buee cantó y actuó al unísono y como las órdenes del regidor Davide Livermore se acataban a la perfección, el aspecto teatral del espectáculo se hizo muy atractivo. La brillantez y el colorido visual de la producción se equiparó a la postre con la aportación vocal, ya que los dos jóvenes protagonistas, la soprano israelita Gal James y el tenor italiano Giordano Lucá cuajaron una actuación excelente desde el punto de vista canoro, Con un precioso color vocal, el tenor cantó con soltura y su timbre más allá del estrictamente ligero, cercano al lírico, resolvió sin escollo las incomodidades de la partitura salvo el hecho de que no nos quiso regalar el Do en el dúo O Soave Fanciulla del primer acto, lo que decepcionó al respetable. Fue la única laguna de este Rodolfo llamado a ser un gran tenor. En cuanto a la soprano israelita completó un gran trabajo y la potencia de su voz anduvo de la mano de la nobleza de su interpretación sin afecciones ni ocultismos ante las dificultades. Tal vez se pueda pensar que aún no es una Mimí en regala por su color vocal algo ligero, pero esa cierto que mereció el aplauso general. El barítono Juan Jesús Rodriguez destacó por la contundencia de su voz, preocupado en ampliarla constantemente y hubo buena colaboración escénica de parte del resto de los comprimarios.