Medio: EL CORREO
Crítico/a: Joseba LOBERA
Kontzertua: SANTA CECILIA. Homenaje a Xabier Olaskoaga (2006-11-24)
La ‘Gran Misa’ es, junto al ‘Requiem’, la obra religiosa de mayor envergadura y trascendencia coral escrita por Mozart. Espectaculares coros, solistas destacados, orquesta pletórica, constituyen los ingredientes de un cóctel que aunque siendo extenso, no es un obstáculo para que el oyente se sienta desbordado por tanta fuerza, y todo, dentro de la línea elegante, perfecta y clasicista, muy al gusto de su época de Salzburgo.
Tras el ‘Kyrie’ y el ‘Gloria’ iniciales, apreciamos una orquesta enérgica, conducida con precisión por Cristian Mandeal. Dentro del ‘Gloria’ se captaron las voces cálidas y dominantes de María José Moreno y la mezzo Carmen Oprisanu. En concreto, la soprano destacó su papel en el ‘Laudamus te’ y el ‘Et incarnatus est’. Los solistas masculinos, más limitados en su papel, fueron el tenor Joan Cabero, de fino y elegante timbre y el bajo Iñaki Fresán, de brevísima pero bella intervención en el cuarteto de solistas del ‘Benedictus’ Los momentos corales resultaron soberbios; sin el menor fallo; la Coral Andra Mari de Rentería estuvo excepcional y contribuyó a resaltar toda la grandeza y solemnidad que Mozart otorgó a la misa. El vivo contrapunto de las fugas tan influidas por Händel y Bach, admirados por el autor, se reflejó en un ágil diálogo bien traducido por voces y orquesta.
Cristian Mandeal dominó una misa que se escuchó con una traducción perfecta de sentimientos religiosos y profunda espiritualidad. El ‘Sanctus’ y el ‘Agnus Dei’ finales pusieron la guinda a una impactante actuación coral que provocó los mayores aplausos, a la vez, los últimos de la temporada que la Sinfónica de Euskadi acaba de concluir.