Medio: EL DIARIOA VASCO
Los coros Infantiles y Juveniles de Orereta abrieron ayer el espacio dedicado a las agrupaciones corales que serán las protagonistas, casi hasta el final, del Ciclo de Música Sacra. Fiel cantera de la afamada Coral Andra Mari, las dos formaciones demostraron un importante nivel que debe teñir de esperanza un futuro que se asoma, como mínimo, ilusionante y prometedor.
La primera parte fue la más seria y destacada del concierto, compuesta exclusivamente por piezas religiosas. Obras como el hermoso Ave Maria de Caccini, la Messe bréve de Delibes o el conocido Panis Angelicus de Cesar Franck sonaron bien afinadas, claras y expresivas. Buena resultó también la labor en el órgano de Rifón. La segunda parte la integraron obras más populares, alegres y sencillas, en las que se consiguieron resultados más discretos producto, tal vez, de cierta relajación